Una de las cosas que menos nos gusta, es hacer tareas sin saber lo que estamos haciendo. Eso nos sucede en muchas ocasiones, bien porque los enfermeros o los médicos, suponen que sabemos para qué es determinado procedimiento, pero en otras ocasiones nos sucede por no preguntar.
Y esto... ¿por qué?, ¿para qué?
¿Os acordáis cuando éramos pequeñas y freíamos a nuestros padres con el "por qué"? Y ellos, con infinita paciencia, contestaban a nuestras ingenuas, y a veces no tan ingenuas preguntas, y así lográbamos empezar a comprender el mundo.
Pues parece que a fuerza de hacernos mayores, dejamos de preguntar, pero formular preguntas es la mejor manera de aprender, para poder realizar nuestro trabajo cada vez mejor.
- ¿Por que hay que recoger diuresis en este enfermo?
- ¿Por qué tiene una dieta blanda, si come perfectamente?
- ¿Por qué dices que no se puede mover, si él se levanta solo al baño?
- ¿Por qué...?
Nos faltan muchos "¿por qués?", quizás por desidia, por no molestar al enfermero o al médico, porque creemos que nuestro interés es secundario al de otros profesionales... el caso es que en demasiadas ocasiones realizamos tareas sin saber por qué debemos hacerlas, y lo que tenemos claro es que no queremos convertirnos en robots sanitarios.
¿Cuáles son tus "por qués"?
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